Emprendedores uninorteños, entre los más innovadores del país

Jesús Alberto Cruz solía vender ciruelas y mamones que recogía en su finca familiar a sus compañeros del colegio Sagrado Corazón de Barranquilla. Hoy en día dirige una de las empresas que están sentando las pautas de la innovación en Colombia.

Se trata de Orgánicos del Caribe, compañía que se ha especializado en brindar un servicio de gestión integral de residuos orgánicos recolectados en Barranquilla, utilizándolos como insumo para la producción de fertilizantes. Por medio de procesos de lombricultura y compostaje, la empresa transforma un problema de gestión ambiental, como lo son los residuos orgánicos, para generar abonos que mejoren la productividad de cultivos, praderas y jardines.

“Nuestra familia siempre fue emprendedora”, comenta Cruz, quien fundó la empresa en 2010, el mismo día que recibió su título de Diseñador Industrial de la Universidad del Norte. Desde sus inicios en Orgánicos del Caribe contó con el apoyo de su padre, Jesús Alberto Cruz Ballesteros, y actualmente maneja la compañía junto a su hermana menor, María Teresa. Ella también es egresada de Uninorte, del programa de Diseño Gráfico, y cuando pequeña solía dedicarse a la repostería y a vender trufas de chocolate en su colegio.

“El tema del emprendimiento ha tenido un auge en los últimos diez años, pero para nosotros siempre ha existido”, recuerda el joven. “Nuestro papá trabajaba en empresa, pero tenía su empresa propia. Él era avicultor y nos llevaba a la finca a trabajar con los pollos. Siempre nos inculcó esa mentalidad de buscar nuestros propios recursos”.

A partir de la avicultura surgió la idea de Orgánicos del Caribe, gracias a un proyecto que el patriarca de los Cruz implementó en su empresa en los 90, en el que se aprovechaba el estiércol de las gallinas para compostaje, que no es más que el tratamiento de estos residuos para su uso como abono orgánico. Para esto, Jesús usaría un terreno familiar de 3 hectáreas y media en Sabanagrande, que permaneció en desuso por una década, y se asesoraría con su padre, experto en agroindustria y médico veterinario de profesión.

Su padre estuvo tan convencido con la iniciativa que abandonó su empleo para acompañar a su hijo, quien llevó la idea al Centro de Emprendimiento de Uninorte. Allí recibió la asesoría de los profesores David Juliao y José Rafael Simancas, para elaborar un plan de negocios, lo que le permitió participar en el concurso Ventures en 2011, en la categoría de Uso Sostenible de la Biodiversidad.

Aunque otro proyecto fue escogido como ganador, el revés le sirvió para replantear la empresa y darle un giro de 180 grados. “Esa fue la primera vez que vi la barrera del fracaso, pero en ese momento recordé las palabras de mi papá: en la vida se gana o se aprende, pero nunca se pierde”, relata.

Con el apoyo de la Universidad del Norte, Orgánicos del Caribe nuevamente se presentó en 2012 en el concurso Venture, ganando no solo la convocatoria región Caribe de este, sino también obteniendo un segundo puesto en el concurso Destapa Futuro de Bavaria, en el que obtuvo un total de $120 millones. Esto les dio el impulso definitivo para consolidar su modelo de negocios, que les permitió a Jesús y María Teresa ser reconocidos en la revista Dinero de diciembre de 2016 entre los ‘5 emprendedores comprometidos con el medio ambiente’, parte de un grupo de 30 emprendedores que marcan el rumbo de la innovación en el país.

El modelo

La idea principal de Orgánicos del Caribe era producir abono orgánico, que era el primer paso en una cadena productiva para que el producto de una siembra fuera catalogado como orgánico. El negoció evolucionó para ofrecer un servicio ambiental completo. “Integramos todo hacia atrás hasta llegar a la materia prima. Recogemos los residuos orgánicos, los transportamos, los dejamos en la planta y los transformamos en abono orgánico por medio del compostaje”, explica Jesús.

La Universidad del Norte es uno de los clientes de este servicio, que pasó de mover 25 toneladas a más de 4000 toneladas al año. Las operaciones de los restaurantes Du Nord generan residuos como frutas, verduras, productos vencidos o yogures que transforman en un compost llamado Nutriabón.

“Nosotros capacitamos a todos los empleados para que separen eso desde el origen antes de llevarlo a la planta. Este modelo de negocio nos ha permitido participar en numerosos concursos y licitaciones, porque somos los únicos que ofrecemos en Barranquilla ese servicio”, comenta Jesús.

Otros de sus clientes en Barranquilla son Bavaria, Postobón, Comarrico, Dunkin Donuts, Ponqué Ramo y el grupo hotelero Estelar, entre otros, así como otros clientes en toda la región Caribe. “La empresa ha tenido un crecimiento exponencial y estamos en un momento crucial”, indica Cruz, recordando cómo todo inició a partir de la oportunidad que les brindó el Grupo Éxito.

“Nosotros a Éxito le trabajamos un año gratis haciendo este servicio. Contratábamos un camión que me recogía a las 4:00 am y nos íbamos hasta el centro de distribución. Nosotros mismos cargábamos las canecas llenas de residuos, los llevábamos a la planta y empezábamos a trabajar”, cuenta Jesús.

“En ese momento lo hacíamos para demostrar que sí éramos capaces de hacer lo que presentábamos. Un día me detuve y pregunté si había valido la pena estudiar 4 años para terminar ‘recogiendo basura’, pero persistí y ahora estamos entre las 30 empresas más innovadoras”.

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